Poemas
Ciclos eternos
Soy agua y tú cielo,
de nubes con ojos,
y cálida lluvia.
Soy agua y tú montaña
de deseos nacientes,
de riscos de aliento.
Soy agua y tú valle
de flores con labios,
y aroma de pieles.
Soy agua y tú rÃo,
de locas corrientes,
de choque de fuegos.
Soy agua y tú mar,
de impacientes marejadas,
de ciclos eternos.
Esfumada vida en vida
Afuera,
camino con rumbo; mas perdido.
En silencio me llamas.
Cruel silencio, que quisiera callar,
es implacable.
Ahà estas, me miras
como si quisieras en verdad hablarme
decirme, decirte, decirnos.
Esfumada vida en vida.
Y me dices; suplicando,
papeles al viento, envueltos en llanto,
en impotencia,
en tinta roja, indeleble al alma,
que aumenta el dolor hacia los tuyos.
Mi andar,
va dejando a su paso,
una vereda de olvido
con huellas de tristeza y llanto,
pasajeras en mi titubeante conciencia.
Y es ahà cuando me lloras.
Me voy alejando,
el remordimiento agoniza,
sigo caminando, cual perdido,
mas si fuese yo el que llama,
mas si fuese yo el que implora,
tal vez, seguirÃa llorando.
Orbis llanto
En el sendero cruel de la vida
sobrevive, a pesar de todo,
el mendigo empobrecido de maldad.
Cuando en sus entrañas
los valores han establecido su morada.
Son sedentarios.
El obscuro horizonte,
se ilumina por dos cocuyos
situados al frente del caminante.
La opresión de buitres hambrientos;
ávidos de carne,
lo animan a combatir
a purificar las corrompidas aguas del rÃo
caudal de llanto
formado por gotas cual espinas
que fueron clavadas desde lo alto
La luna y su forma
cómplice pareciera
de atroces batallas, de eternas búsquedas.
La fuerza del sol
despelleja su piel,
mas sana con los ecos perdidos:
lamentos, sollozos y carcajadas.
Los héroes, viajan en otro vagón
que se escucha a lo lejos
repleto de húmedas páginas,
que nadie jamás verá.
El dolor omnipresente
desquebraja sus ilusiones
y se vuelve a preguntar:
¿Por qué este cáncer desmedido?
Los buitres, se agotan,
se desploman con las lanzas de la verdad
mas quisieran cubrir al moribundo
con la tela del engaño;
con la cortina de la injusticia;
con la invisibilidad de la muerte.
Y podrán verlo agonizante
cual gigante derrotado,
sus cocuyos no se apagan
lo iluminan más que nunca,
sus entrañas lo reaniman
sus latidos, lo siguen guiando
por el lúgubre sendero.
El moribundo llora
pero nunca se detiene,
la esperanza lo cobija
como madre a su hijo
y seca su incesante llanto.
Mas los buitres saben
que si llora,
que si siente,
es porque sigue vivo.
Tierra seca
En esta tierra seca de abandono
cansada de ocultar, linda apariencia,
lágrimas de impotencia y de encono
escurren de azadones por tu ausencia.
Aquà los cuervos roban con permiso
y emprenden su vuelo estridente,
salpicando de infierno el paraÃso
desollando los sueños de mi gente.
Yo no usurpo, ni quiero una guerra
el valle y la montaña rebelados
se encuentra agonizante nuestra tierra;
tiembla el rayo y la nube se avecina
y al crisol una danza de olvidados
la esperanza con mano campesina.