Emily Dickinson
Emily Dickinson, imaginaba mares, imperios y montañas que no conocÃa. Si estuviera en esta sala esperando su vuelo no entenderÃa nada de lo que sucede a su alrededor. Los miles de colores que esperan partir, hablan, leen, comen, beben, piensan en sus destinos como océanos y cordilleras distantes que no provocan angustia ni añoranza sino el deseo de estar lejos. Mientras el mundo se movÃa, Emily Dickinson permaneció quieta sonándolo, no por ello menos en paz, menos apasionada, menos luminosa.