Los trancos de Bracho
TRANCO I
Hemos leÃdo con atención este escrito realizado por el maestro Carlos Bracho, nuestro dilecto amigo. Todos los que formamos este siete veces H. Consejo Editorial, ya sentados en la cantina del barrio, ya con unos tequilas entre pecho y espalda, ya con unos vodkas a la vera de la mesa, ya con unas cubas haciéndonos guiños y con unas fenomenales tortas de jamón, huevos, frijoles, chiles jalapeños, sal de grano, jitomate y cebollita picada que engullÃamos con singular alegrÃa, y al calor de la charla ecuménica, llegamos a la conclusión de que el amigo Bracho, no ceja en empero de lanzar sus crÃticas a tirios y troyanos, a jueces y a soldados, a policÃas y diputados, a senadores y presidentes, y eso es signo de que él, el compañero Bracho no da su bracho a torcer. Asà es la cosa. Y bueno, también reconocemos que él siempre ha tenido un color -el rojo, por cierto- y que no se le ha desteñido ni un ápice. Eso es elogiable, y claro, eso mereció un brindis general y espontáneo de todos nosotros. Y si, lectora no panista, lector zapatista, ya con ese brindis y con otros tres más que hicimos, como que el cuerpo empezaba a aflojarse, la mente a soltar cuerda y los ojos a bailar rumba. Al final, y ya eran las ocho de la noche, ya las sombras caÃan de los cielos, asà que imagÃnese usted los tequilas y demás bebidas que por nuestra mesa desfilaron y que fueron a dar a nuestras sedientas gargantas; al final, pues, cada uno de nosotros -bueno lo que quedaba- enfilamos por el rumbo de nuestras respectivas casas u hogares u lo que sea. Fue una velada regia. De algo nos sirvió el Tranco de Bracho, de allÃ, de alguna de sus frases, de sus anotaciones, sacamos temas que con ganas aumentamos y desmenuzamos, como buenos filósofos de cantina que somos. En fin, dejamos a usted, lectora amable, que lea lo que el maestro escribió y por supuesto, le dejamos la libre interpretación de lo leÃdo. Suerte.:
Recorrà el estado de Tamaulipas, Tampico, Madero, Cd. Mante, Cd. Victoria, Reynosa y Nuevo Laredo. Al público le ofrecà el monólogo sobre la vida y la obra de Pablo Neruda, trabajo literario/teatral que titulé ME LLAMO PABLO. El público llenó todos los teatros en los que me presenté. Público que deseaba, con esta acción, salir del stress, de la violencia, de los desmanes de policÃas y de soldados, y deseaba salir, con los poemas de Neruda, de los horrendos ruidos de la metralla, evadir por algunos momentos mágicos, con la ayuda de la musicalidad de la prosa de Pablo, la realidad punzante y amenazante y desalentadora y dura que ha provocado la guerra de Calderón -y qué bueno que ya se va-, y esa gente ávida llenaba el teatro, asistÃa ceremoniosamente a pesar de los ruidos mortales de los vehÃculos militares, a pesar de el olor a muerte que en el ambiente habÃa. Y esos mexicanos -los pocos que se han quedado en México, pues una gran cantidad han emigrado a los EEUU, asistÃan al rito teatral y comulgaban con la palabra certera del chileno, reÃan con las ocurrencias literarias de Neruda, pensaban y reflexionaban sobre los exhortos que el poeta hacÃa a la humanidad para que reconociera el grave peligro que significa estar dominados por el fascismo -y venÃa al dedo esta reflexión, pues en México con los panistas al frente, el fascismo cunde por nuestro territorio-, y Neruda, terco, asistÃa a Congresos internacionales, una y otra vez, para denunciar a los hitleres que por el mundo caminan todavÃa. Y ese público soñaba con Neruda, soñaba con la posibilidad de un mundo mejor, con un mundo en donde los polÃticos fueran en verdad servidores públicos y no seres cÃnicos y traidores a los principios democráticos. Y los tamaulipecos viajaban con los versos mágicos que hablaban del mar, de la tierra, de la luna, de las estrellas, de la manzana, del albañil, y de las cosas pequeñas que le dan sabor a la vida cotidiana; y cuando Neruda le canta a la mujer, a su belleza, a su candor, a su sabor, a su entrega, a sus dones, cada uno de l@s asistentes sentÃa que esos versos fueron hechos ex profeso para la novia, la esposa, la amante de los presentes. La poesÃa une al mundo, la poesÃa de Neruda sigue todavÃa en el firmamento de los grandes poetas, siguen sus palabras llenado los espacios de los sueños, siguen llenando nuestra alma de versos magnÃficos que nos unen a la tierra, que nos unen al universo, que unen a lo bello, a lo deseable, a lo único, poemas que nos llevan a viajar por las regiones inacabables y plenas de rocas, de rÃos, de mares, de animales, de flores, de árboles, de plantas y de cascadas de Chile, de México y del mundo. SÃ, Pablo -por ejemplo- es más leÃdo y más comprendido y más querido que Octavio Paz. SÃ, Neruda está vigente, está presente en la lucha, está vivo con su vida plena de poesÃa, de música, de baile y de creación.
Los espectadores de este estado de Tamaulipas, aplaudÃan cuando Neruda fustigaba a los ejércitos que asesinan niñas y niños y ancianos. Neruda de ayer les recordaba a los ciudadanos de hoy el peligro que significa tener soldados haciendo labores que no les corresponden. En fin, esta gira fue grata y me llenó de orgullo poder presentar algo de la vida azarosa y nada calmada del poeta Pablo Neruda.
Vale. Abur.