Zopilote
Sus pies flotaban como en aquella temporada, en donde hacÃa felices a los seguidores del Bolton con sus jugadas y vuelos espectaculares.El cuerpo de Jorge López colgaba sin vida de un travesaño, con sus muñecas amarradas a éste. El hallazgo se dio justo antes de empezar el entrenamiento de un sábado previo a un juego contra Newcastle.Jorge 'Zopilote' López tenÃa su legión de seguidores. Era mencionado en los medios y redes sociales por sus goles en la liga inglesa en las filas del Bolton, un equipo que iba en ascenso durante la temporada en que llegó Jorge. En aquella ocasión fue campeón goleador por primera vez. Su olfato era especial para adentrarse en las profundidades del área, ese abismo en donde un futbolista puede ser héroe o villano.SabÃa atacar en el momento justo. Marcaba tantos de formas muy variadas, de chilena, desde media cancha, jugadas que viven al amparo de la expresión 'de fantasÃa', que son la materia cotidiana de analistas, comentaristas y encabezados deportivos.'Zopidios', 'Zopintástico', 'Zopigol', eran expresiones frecuentes al referirse a este delantero. Los aficionados de su equipo convertÃan el estadio en un rugido seco cada vez que intervenÃa su Ãdolo, o ante cualquier mención suya. Las playeras con el apellido 'López', circulaban en los alrededores del estadio. También figuras de plástico inspiradas en él, en distintos tamaños y presentaciones con los colores azul y blanco del equipo.Jorge entrenaba todos los dÃas. Se perdÃa entre el césped como si fuera un náufrago de aquel océano verde, armado con su esfera blanca a la que trataba con delicadeza, aún cuando la golpeaba durante varias horas con dirección hacia el marco sin portero.Llegaba temprano para calentar y hacer trabajo fÃsico, después el balón en sus pies para afinar punterÃa sobre todo. Practicaba tiros, de corta, media y larga distancia. Sus compañeros le enviaban centros al área chica, el centro palpitante de las glorias y fracasos. Estaba casado. Pero casi no veÃa a su esposa. No tenÃa hijos. HabÃa consagrado su vida al deporte, y en especÃfico al rápido estilo y vaivén del balompié inglés. Un dÃa de partido, Jorge se sentÃa diferente. TenÃa cierto desánimo, aunque en lo fÃsico estaba bien. Se fue en blanco en ese encuentro contra el Arsenal. Esa situación se repitió a lo largo de dos temporadas, hasta que fue enviado a la banca. Sufrió varias lesiones y no sabÃa qué ocurrÃa. Se hizo varios estudios médicos, pero no mostraban nada fuera de lo normal. Debe ser una racha negativa, hombre. No te lo tomes a pecho, le decÃa su representante. Su club le bajó el sueldo y perdió algunos privilegios de los que gozaba. Se divorció, se hizo de algunas deudas. Comenzó a apostar en casinos, a pasar el tiempo sin mucha suerte. Le debÃa dinero a un mafioso, que frecuentaba en sus juergas, a quien conoció después de que le prestó un par de euros para volver a casa en taxi.VivÃa intranquilo, no dormÃa bien, cuando llegaba a su casa daba dos vueltas a la manzana para asegurarse que no lo seguÃan. El mafioso, de quien nunca supo su nombre querÃa cobrarle, y no sólo dinero, pues se habÃa involucrado con su amante, una joven inglesa que, a veces, ofrecÃa su cuerpo a cambio de unos tragos. Enero de 2016.