Poemas
Indigente mirando su infancia
El amanecer alumbra los enamorados restos de la noche.
Una mujer calienta sus demonios en una cuchara.
¿A dónde apuntarán los ojos de la esperanza ahora que el cielo se ha puesto
negro?
Fumar causa cáncer, te impide comer, beber y te espera una muerte temprana.
Un niño fuma, sueña dormir abrigado entre piernas de mujer
y despertar con el sol en la cara,
ese niño, es un vagabundo, como nosotros.
Un indigente jura amor a un cadáver que no puede calentar,
mañana, inhalará polvo de soledad.
En el cementerio, una tumba muestra un epitafio:
Aquà yacen los restos del amor, desde hoy su presencia es otra noche sin
Dormir
.
Un libro llora su muerte.
Una maldición cae sobre el niño hambriento,
mendigo, borracho en las calles negras.
Hay noches en las que mi mano es su piel,
su imagen viene de ninguna parte y se me derrama encima.
Estoy parado bajo un farol, llueve vómito de ángeles.
Afuera de los templos caminan mujeres sin ojos.
El niño es un anciano rodeado de perros, es un Dios de basura,
los militares enseñan al niño cómo matar.
Se sentó en una calle junto a otros,
que también son nada y cerró sus puertas.
Dentro de sÃ.
Enciende un cigarro con los últimos fuegos de la noche,
lentamente, el amanecer alumbra los enamorados restos de la noche.
Perro por naturaleza
A Antonio Tercero, pintor.
La naturaleza del perro, girar hasta alcanzarse.
El cuerpo del perro, perro destino de andar encadenado,
hombre trasformado en perro.
Ladrido del Apocalipsis, los ojos brillan al final del callejón,
–el perro pastilla en su carrera tras las llantas–.
Perro ciego que estás en el suelo,
–Hombre rodeado de perros–
aullido que no llega a la luna.
Girar y girar, hacer la gracia,
ahora tiran el hueso –perro rodeado de hombres–.
La perra condición humana, perro transformado en hombre.
IV
Mis ojos estarán rojos
pero no se hacen pendejos
Lo he visto
Lo toqué con los ojos
He visto las cosas más oscuras
las más tristes cosas del mundo
he visto...
veré
Ayer por ejemplo:
Elizabeth es una inyección intravenosa
entre las piernas oculta la flor del mal que nunca se marchita
Elizabeth es lengua de fuego que lacera
He visto:
Militares negros sodomizar la inocencia
lamer la piel virgen de una niña que tiembla
mientras asesinan a sus padres
Lo he visto ayer y sé que mañana
de nuevo
un vagabundo sangrará en su esquina
Vi otra vez la solitaria vÃa
donde la pobreza emborracha corazones
Veré las calles más oscuras
Yo estuve ahÃ
cuando el lobo saltó sobre los tobillos de los potros
el lobo tenÃa un ojo azul y el otro rojo
Lo he visto
Lo toqué con los ojos
Un drogadicto se inyecta el nombre de Elizabeth
en su beso maldito sufre diaforesis y convulsiones
Es un alma negra que vaga
recordando la voz cortada de sus amigos tras las rejas
Lo he visto:
Lo toqué con los ojos:
El infierno abre sus puertas de madrugada
Siempre a las tres
A las tres Satanás extiende su mano y cobija la ciudad con sus demonios
Una noche me arranqué los ojos
pero volvieron a mÃ
las peores cosas que he visto y veré.
Del Padre y la Danza
La señal de la cruz y el nombre del padre que ya ni se levanta,
el pasado del tiempo narrado por una botella,
la incesante danza de moscas alrededor del foco.
Celestiales plumas verdes,
–la constante gota que cae–
anoche sentà su mano acariciarme
–era el gato trepado en la almohada–.
Algunas noches los ojos de los gatos
parecen verdes alas de ángeles,
en esas noches, mi padre se levanta.