Decir tu sonrisa
Quizá después de todo los verdaderos mares se hallen en las cúspides.
Junto al rÃo el niño sueña con los años en que será ya hombre mientras el padre canta un aleluya recién descubierto.
Un venado traspasa la luz y más allá hay unas raras cortinas de luz pero de un color que hasta ahora no se le conocÃa a la luz. Pero aquel mismo rÃo se ha ido hacia el mar y regresa a las arenas de la orilla, es decir, es un rÃo que ha nacido del mar, según se sabe.
Agua dulce.
No es el agua dulce quien te calma, es el cántaro.
No es el color quien te salva, es el pincel.
No es la flecha quien mata, es el arco.
México, D.F, septiembre de 2002